Cinco bombillos a los cuales hay que tener en cuenta

El primero es el termómetro de la máquina. Cualquier señal de este origen obliga a detenerse y buscar las causas y eventuales soluciones porque usualmente cuando se activan las alertas ya hay un calor excesivo y pueden estar el empaque de la culata o los mismos pistones en el límite de tolerancia. Soluciones inmediatas funcionan si hay una fuga evidente del refrigerante y tiene el repuesto accesible o el ventilador no enciende lo cual es visible porque con el testigo alborotado, este debe estar girando.

Tenga en cuenta una condición perversa de la mayoría de los carros: si se sale el agua por ruptura de mangueras o del radiador, el termómetro nunca le mostrará que el motor se está derritiendo por dentro porque sin agua, el sensor no lee. Cuando eso pasa, es usual percibir en marcha un olor típico del refrigerante derramado y eventualmente, sale vapor por los lados del capot.

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